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  Trabajo realizado por Daniel Gómez-Hidalgo

  Nuestro amigo Daniel, (4º concursante), de Madrid, ha sido jugador toda la vida llegando a ser el 70 en el ranking nacional, es monitor nacional y actualmente trabaja por cuenta propia ayudando y siendo entrenador de jugadores.

  La determinación de objetivos está presente en la planificación de los deportistas de competición. Ciertamente, no es un tema baladí, ya que si no están bien diseñados pueden desencadenar un exceso de presión y ser hasta contraproducentes en el desarrollo de un jugador. Es por ello, que los psicólogos deportivos han entrado en este campo, recomendando que traten de basarse en rendimiento (mejoras de habilidades, aptitudes y actitudes deportivas) y no en resultados. Es decir, que no se orienten salvo excepciones a patrones numéricos tales como victorias, derrotas  o posición en el ranking si no que se definan en base a convertir al deportista (en este caso tenista) en un mejor jugador en aquellas facetas que se seleccionen.

  Está demostrado  que el tenis no es meramente una cuestión técnica (como golpear la pelota con la raqueta del mejor modo posible), sino que el tenis de competición y por supuesto el profesional es multidisciplinar: como deporte que es, el tenis requiere de unas aptitudes físicas, al ser competitivo, de precisión y fundamentalmente individual es extremadamente importante también el  aspecto mental (confianza, concentración, control emocional,..) al enfrentarse a un oponente y además tener que tomar decisiones en cada golpe a realizar requiere de una táctica adecuada, al producir numerosas lesiones  no hay que obviar el aspecto biomecánico y nutricional, y en términos generales al ser un deporte donde el rendimiento es clave y por tanto la energía es esencial también necesita de un cuidado diario en lo que se llama entrenamiento “no visible” y que tiene que ver con rutinas, horas de sueño, descanso, orden, etc.

  Por esta razón los objetivos de rendimiento  no se deben ceñir a aspectos exclusivamente técnicos como puede ser por ejemplo mejorar el segundo servicio con efecto, si no que deben abarcar las áreas citadas en función de las necesidades de cada jugador.

  Los jugadores profesionales tienen muy presente la necesidad de dominar   multidisciplinarmente las facetas del tenis, pero los chavales ya con cierta edad, pero adolescentes al fin y al cabo no, y es ahí donde el entrenador debe hacer especial hincapié para que comprendan esa enorme relación existente entre todas ellas y ser un jugador más competitivo.

  Antes de poder afrontar cualquier mejora, previamente es necesario reconocer personalmente las carencias. Es por ello que personalmente me gusta  que los jugadores rellenen unas fichas con información de cómo se ven ellos en aspectos tales como:

  • Temas técnicos: Derecha, revés, servicio, resto, volea de derecha, volea de revés, remate, dominio de efectos…
  • Temas tácticos: Nivel de control, Nivel de agresividad, patrón de juego, subidas a la red, temas de direcciones en los golpes en función de las posiciones…
  • Trabajo físico: Niveles de resistencia, agilidad, velocidad, flexibilidad, coordinación,…
  • Temas mentales: Confianza, concentración, buena actitud, positividad, control emocional, resiliencia, mente abierta para cambios, ser un buen competidor…
  • Rutinas nutricionales y entrenamiento no visible: nutrición sana y adaptada al deportista, orden y organización en toda actividad realizada, horas de descanso, cuidado personal, visualización de partidos de profesionales…
  • Aspectos biomecánicos: cuestiones como la fluidez del golpeo, el punto de impacto con la pelota, los apoyos, desplazamientos, musculatura dominante en los golpes… Está estrechamente relacionado con la técnica y hay quien los une. A mí personalmente me gusta separarlos si soy capaz de transmitirle al jugador las diferencias.
  • Por supuesto también cuestiones más generales como la edad biológica y cronológica del jugador, estilo de juego, altura, peso,…

  En función de la edad, pueden tener sentido rellenar más o menos información. Es evidente que a niños todavía infantiles todavía en muchas ocasiones no será necesario realizar este trabajo o ser mucho más simplificado, pero en general y para jugadores  avanzados y ya en edad cadete o junior sí que considero que cuanto más desagregadas y nivel de detalle contengan las fichas (aunque sea más pesada de rellenar) mayor valor puede aportar.  Conviene hilar fino y encontrar con nitidez los puntos de mejora que necesita cada jugador en cada faceta. No hay una forma única de llevar a cabo la ficha de evaluación que ha de rellenar el jugador, pero en todo caso sí que de algún modo debe darse la opción de puntuar cada una de las cuestiones (para que sea medible) y adicionalmente dar la opción de que se pueda añadir comentarios también en cada punto para que pueda aclarar el porqué de su puntuación. Conviene ser preciso y dedicar el tiempo necesario a hacer correctamente este trabajo para poder conocer los aspectos del juego donde debes concentrarte en mejorar o que creas que te puedan aportar valor adicional.

  Además de este modo, los jugadores van aprendiendo cuasi inconscientemente todas las áreas disciplinares comprendidas en la consecución de ser un buen tenista.

  Una vez se ha hecho el ejercicio, el  entrenador /es, una vez conozcan lo suficiente al jugador, han de repasar la ficha con el jugador. Considero ese trabajo fundamental, ya que al verlo conjuntamente se va afinar mucho más en las apreciaciones y se conseguirá llegar a una valoración mucho más acertada, además de que cada uno empieza a aprender del otro y darse cuenta de cuestiones que en principio podría percibir erróneamente  así como comenzar a trata estas  facetas de modo específico.

  Llegados a este punto y con la ficha final siempre presente, toca analizarla y marcarse esos objetivos de rendimiento. Ahora sí que apoyándose en esa información podremos decidir trabajos específicos.

  Nuevamente, el camino a aplicar no es único y dependerá de cada jugador y entrenador. En todo caso soy partidario, de dotar del tiempo suficiente para llevarlo a cabo (no creo que deban ser inferiores a los 3 meses) y tampoco considero que deban tratarse muchos a la vez (no trabajaría en más de uno simultáneamente por cada faceta anteriormente  descrita (técnico-biomecánico, táctica, física, mental, nutricional-aspectos no visibles).

  El que se trabaje en sólo ciertos objetivos no significa que se dejen a un lado el resto de aspectos, sólo que hay un enfoque de mejora predeterminado y especial atención sobre él. No necesariamente los objetivos han de ser siempre sobre las debilidades, ya que también pueden basarse en robustecer las fortalezas en función del perfil del jugador, su edad y carácter entre otras variables.

  Una vez transcurrido ese plazo designado para cumplimiento de los objetivos, toca hacer balance y actualizar la ficha con las nuevas puntuaciones y comentarios que hayan salido. Trabajar cíclicamente con dicho método puede servir como método para mejorar de un modo organizado y focalizado.

  Concluyendo, quizá no en etapas muy tempranas ya que hay lo importante es que los niños sientan la pasión por el tenis a través de la diversión, pero a partir de cierta edad que puede rondar los catorce o quince años, siempre que el jugador haya mostrado claramente sus deseos de competir y haya entendido y esté convencido de que el entrenamiento pautado y cierto grado de sacrificio es importante para su desarrollo (antes de eso probablemente no tenga sentido),  tener objetivos que no sean estresantes y que no dependan de factores externos si no sobre tratar de convertirse en un mejor jugador (la mejor versión de uno mismo) suele funcionar bien y redunda en una mayor motivación y focalización.

  Hay quien prefiere trabajar sin objetivos para dar una mayor libertad en el aprendizaje  y evitar cualquier tipo de presión.  Insisto que no hay una regla definida sobre este tema y siempre depende del jugador, pero lo que sí parece evidente que en caso de realizarlo sea de una forma metódica y pautada.

  No existe una única forma de evaluar y alcanzar metas en el desarrollo de un jugador, aún así, seguir una metodología constante como la que se ha expuesto ayuda a focalizarse y no caer en la rutina de entrenar por entrenar.